El ejemplo de la manzana

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Hace unas semanas se cumplió un año de la muerte de Steve Jobs, fundador de Apple, y uno de los responsables del gran impulso que el sector tecnológico ha experimentado en los últimos 20 años. Durante este tiempo su figura siempre ha estado asociada a la innovación, al diseño vanguardista o al éxito comercial de sus creaciones, pero su legado va mucho más allá. Jobs fue capaz de desarrollar, alrededor de sus productos, acertadas estrategias de comunicación y marketing que le permitieron compensar aquellos fallos que la tecnología traía de serie.

¿Y por qué funcionaban? Principalmente porque eran estrategias que explotaban constantemente los puntos fuertes de la compañía, de tal manera que cualquier error que pudiera romper la hoja de ruta trazada y crear una crisis para la marca, quedaba prácticamente en el olvido ante la avalancha de noticias positivas que generaba la compañía de Palo Alto. Ese camino marcado por Jobs resulta fundamental para entender el éxito de Apple, pero también representa un buen ejemplo para cualquier compañía o institución que quiera impulsar su imagen corporativa.

La llegada del iPhone 5 resume perfectamente este fenómeno. Desde la convocatoria de medios hasta el momento del lanzamiento del producto, la compañía americana cuida todos los detalles de comunicación. Sólo la tarjeta que recibían los periodistas a modo de convocatoria (donde se podía apreciar un 12, en referencia al día de la presentación, y  una sombra debajo con la silueta del número 5) generó miles de noticias a nivel mundial. Impactos, todos ellos, que permiten construir una reputación sólida y dinámica y mantener intacta la imagen de una compañía en las peores crisis. Ni siquiera los graves fallos en la aplicación de mapas del iPhone5 han podido tumbar el prestigio de una marca, que en el primer fin de semana vendió 5 millones de terminales y que se mantiene como la compañía cotizada más valiosa del mundo.

Llegado a este punto, este texto puede parecer un claro alegato a favor de Apple. No es la idea. La compañía americana no es diferente de otras grandes empresas o instituciones. Todas cuentan con los mismos recursos, la diferencia es si se ponen en práctica o no. Ahora mismo, la mayoría de empresas se mueven en un contexto de negocio bastante complicado  y sería bueno que reflexionaran sobre cómo, cuándo y por qué se debe desarrollar una estrategia de comunicación. La crisis ha ofrecido muchas alternativas estratégicas para las empresas, pero la comunicación se ha demostrado fundamental para el éxito. La manzana es sólo un ejemplo de ello.

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