Durante estos últimos meses han cambiado muchas cosas en nuestras vidas. Algunas rutinas han desaparecido y otras se han instalado como nuevas. Nuestros hábitos se han visto modificados por una realidad que hemos ido adaptando, en ocasiones, de forma abrupta y sin apenas paliativos.
Ante estos cambios, algunos retos permanecen, en teoría, inalterables. Uno de ellos, muy comentado en los medios de comunicación durante el confinamiento, ha sido el del medio ambiente.
En este periodo de tiempo parece que hemos incrementado el uso de los contenedores para envases y que hemos empezado a separar, para su posterior reciclaje, residuos que antes mezclábamos todos juntos.
La importancia de una visión corporativa
Ante este escenario, parece que se ha presentado una nueva coyuntura para hacer que el cuidado de nuestro entorno vuelva a ser protagonista en nuestras vidas. En este sentido, los sistemas colectivos de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP), han aprovechado el tiempo de pandemia para recordarnos que nuestro compromiso con el medio ambiente está creciendo y que, aunque pasemos más tiempo en casa, podemos hacer mucho en favor de la sostenibilidad como es, por ejemplo, el reciclaje.
Algunos de estos sistemas han empleado esta situación como una oportunidad comunicativa para poner en valor su actividad. Desde la tendencia al alza entre los ciudadanos de depositar más envases en el contenedor amarillo, el compromiso con el reciclaje, la intensificación el uso de aparatos eléctricos en este tiempo de pandemia o la concienciación del daño medioambiental de tirar restos de medicamentos a la basura o por el desagüe, son algunos de los mensajes centrales transmitidos por este colectivo.
Ofrecer una íntegra visión corporativa en estos momentos es una función esencial para seguir avanzando en la senda de recuperación marcada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y para mantener y forjar una reputación y posicionamiento acordes con la marca y adaptada a los públicos a los que se dirige, acciones que impulsamos desde nuestro departamento de Comunicación Corporativa.
Todavía tenemos mucho camino por delante
No obstante, también hemos de reconocer que hemos descuidado algunos aspectos que han tenido una incidencia directa sobre el tema que estamos tratando en este post. Al pasar más tiempo en casa, las compras online han crecido y, a cada pedido que hemos realizado, en ocasiones, no hemos depositado convenientemente sus correspondientes envoltorios.
Como señala el Informe Sostenibilidad y COVID-19 publicado por EAE Business School, han aumentado un 15% los residuos domiciliarios de empaquetado debido al incremento del e-comerce y la sobreprotección de los alimentos motivado por el COVID-19.
Igualmente, con el elevado uso de mascarillas y guantes, el volumen de residuos generados comienza a ser preocupante. En este sentido, la recomendación de mezclar dichos residuos con el resto de los desperdicios domiciliarios ha limitado el tratamiento y reciclado de los mismos, priorizando la prevención ante contagio durante el proceso de recogida y gestión, aumentando así el impacto negativo.
Algunas medidas al alcance de la mano
De todos modos, no todo está perdido. Cabe considerar la oportunidad de incorporar medidas al alcance de nuestra mano que ayuden a convertir el tiempo de pandemia en una oportunidad para el medio ambiente. Una de ellas es la de tomar decisiones sostenibles actuando como consumidores responsables, es decir, comprando aquellos productos o servicios que realmente necesitemos y evitando el “gastar por gastar”. De esta manera conseguimos recudir el volumen de residuos en los núcleos familiares.
Otra medida que favorece el poder acercarnos a un modelo más respetuoso con nuestro entorno es la de una movilidad basada en la sostenibilidad, incrementando el uso del transporte público o de alternativas más eficientes como el carsharing o los vehículos cero emisiones, reduciendo a su vez desplazamientos innecesarios. Junto a esta medida cabe señalar que una apuesta firme por el teletrabajo también puede contribuir a alcanzar cuotas más elevadas en lo que a sostenibilidad se refiere.
Finalmente, y como tercera propuesta, siguiendo las recomendaciones del mencionado informe, incluimos la promoción de los productos kilómetro cero o de comercio local. De esta manera, contribuimos al desarrollo económico, social y ambiental del lugar en el que nos encontremos.
Estas tres sencillas medidas son fácilmente aplicables por cada uno de nosotros y suponen una aproximación para que, entre todos, demos una nueva oportunidad al medio ambiente. Su puesta en marcha se corresponde con una decisión personal que cada uno debe tomar ¿Te apuntas?
José Tamarit | Consultor Comunicación Corporativa y Asuntos Públicos