Redes sociales y política: cuando comunicar para la ciudadanía se vuelve viral
Si nos preguntan por algún ejemplo de lo que hoy en día significa ‘redes sociales y política’, puede que pensemos en aquel trend de TikTok que nos hizo conocer mejor la vida personal de Irene Montero durante las Elecciones Europeas. También puede que se nos venga a la cabeza un (meme de) Donald Trump señalándonos a través de la pantalla con una sonrisa de satisfacción. O tal vez, nos acordemos de un escueto tweet en el que se leía “carta a la ciudadanía” y que iba acompañado de cuatro imágenes.
En pocas palabras y con un par de vídeos cortos, la política ya no pertenece solo a las élites intelectuales. Gracias a su democratización en las redes sociales, la política ahora es viral.
¿Cuál es el papel de las redes sociales en la comunicación política?
No hay duda del relevante papel de las redes sociales en la comunicación política y en los asuntos públicos. Las herramientas que nos ofrecen nos permiten una comunicación fluida de los argumentarios y programas electorales, así como la humanización de personajes públicos. Ponen ante nosotros un panorama en el que se pueden transmitir mensajes, segmentar por públicos objetivo o ubicaciones, y por supuesto, establecer una estrategia específica para cada canal.
Las redes han seguido evolucionando hasta convertirse en un punto de encuentro principal para todos, actuando como entretenimiento o como fuente de información, llegando a pisarle los talones a los motores de búsqueda.
Para la política, el papel de las redes sociales hoy en día es el de la creación de conversación, pero también del control de la misma. La influencia en la opinión pública se cocina en los hornos de Tiktok, Instagram y sí, también X (¿y quizás Bluesky próximamente?).
La importancia de las redes sociales en las campañas electorales
Es un hecho, ya sea para realizar una campaña electoral, para mantener a un electorado o hacer oposición, que la clase política considera prioritario participar en la conversación en redes sociales. Recordemos aquel tensionado enero de 2021, en Washington, con un derrotado Partido Republicano tras las elecciones y un furioso Donald Trump agitando a sus adeptos a través de las redes -en otras palabras: influyendo-, desembocando en un asalto al Capitolio y a la democracia inquebrantable del país. Para estas últimas elecciones, el próximo inquilino de la Casa Blanca votó destacando que esta vez no habría violencia por parte de sus simpatizantes. De hecho, se podían ver a sus seguidores emulando los movimientos del entonces candidato en redes, bailando el YMCA creando hype para una victoria electoral, en aquel momento, muy reñida.
Incluso pudimos ver cómo la entrada de Kamala Harris en el juego político generó un cambio notable en tiempo récord, impulsada principalmente por la euforia del votante demócrata, que una vez más encontró las redes sociales como un catalizador. No es un misterio que las plataformas digitales se hayan convertido en un apéndice inseparable de toda estrategia de comunicación política.
“La transversalidad que nos ofrecen las redes en la política ha de ser siempre aprovechada desde un punto de vista ético, y no cayendo en la manipulación, una aspiración, a día de hoy, bastante ambiciosa.”
El poder de las redes sociales está en la capacidad de influir. La clase política no es ajena a ese poder y tampoco en el espectro online. Quedarse fuera de ellas es condenarse al ostracismo. No obstante, la transversalidad que nos ofrecen en la política ha de ser siempre aprovechada desde un punto de vista ético, y no cayendo en la manipulación, una aspiración, a día de hoy, bastante ambiciosa.
Las redes sociales: canales que fomentan la participación ciudadana
Aunque lo que no es tendencia precisamente es el traslado de la opinión libre al voto real, no hay duda de que las plataformas digitales fomentan la participación ciudadana. Si bien es cierto que lo deseable sería un nivel de constructivismo más alto, es un hecho que las redes sociales son ahora las plazas, los cafés o las tertulias donde el ciudadano medio ‘arregla el mundo’.
Y, sobre todo, es importante tener en cuenta que, en este nuevo panorama, la clase política da respuesta a esa participación, incidiendo en la opinión pública a través de mensajes estratégicos. Partiendo de esta premisa, las RRSS se convierten también en un pilar básico de cualquier plan de comunicación.
Cinco claves a tener en cuenta en el uso de las redes sociales en política
Establecer el binomio perfecto entre redes sociales y política es clave en una estrategia de comunicación o campaña. Predecir y anticiparse a los movimientos es todo un reto, teniendo en cuenta la actualización constante de información y la rapidez con la que ésta circula en redes. Es por ello que debemos tener en cuenta cinco aspectos claves a la hora de elaborar nuestro plan de comunicación política en el entorno digital:
- Conocer a nuestra audiencia y segmentar nuestro contenido
Tenemos que entender nuestro plan de redes sociales de la misma manera que lo hacemos fuera de ellas. Haciendo una correcta distribución del argumentario a través de contenidos destinados a audiencias segmentadas, logramos acercarnos y transmitir nuestros mensajes a públicos objetivo.
- Entender cada tipo de red
La manera en la que nos dirigimos a un público en redes más senior como Facebook o formales como Linkedin, nunca será la misma que usamos para hablar a las generaciones millenial o Z en Instagram o TikTok. Por no hablar del caótico patio de colegio en el que se ha convertido X, del que Threads va aprendiendo poco a poco. Hay que entender el potencial que nos ofrece cada canal y explotarlos de manera equilibrada para acercarnos a todas las demografías.
- Verificar y alejarse del bulo
Aunque sorprenda, cada vez es más frecuente ver cómo la clase política acaba cayendo y expandiendo bulos. Es bastante común en redes sociales la circulación de bulos, por lo que es capital hacer una correcta verificación de todos los estudios, statements, declaraciones y publicaciones. Todo queda guardado y puede volverse en la contra.
- Crear comunidad con una interacción fluida
Ser parte activa en redes crea comunidad y fomenta la participación ciudadana. No se debe desaprovechar las herramientas que se nos brinda para crear, monitorear y guiar nuestros mensajes. Aprovechando formatos como los directos, vídeos o nuestras propias palabras, tomamos el control de nuestra comunicación, pudiendo mostrar así naturalidad, transparencia y humanización del mensaje político.
- No bajar a la arena con los trolls
Entendamos que un follower no es sinónimo de votante, y que en este tablero juegan actores importantes que pueden darle la vuelta a cualquier campaña. Hablamos de trolls, de los usuarios anónimos, de la hemeroteca o incluso de los bots. La política no cuenta con muchos simpatizantes, y en un escenario en el que la amenaza y la crítica pueden ser tan anónimas como dañinas, es necesario mantener una postura neutral ante el acoso y el trolleo. Por desgracia, si se nos pregunta por algún ejemplo de esto actualmente nos vendrían a la cabeza muchos y con gran rapidez. Es lo que llamaríamos una relación tóxica entre redes sociales y política.
En conclusión, las redes sociales han transformado profundamente la comunicación política, convirtiéndose en un terreno clave para conectar con la ciudadanía, influir en la opinión pública y fomentar la participación. Sin embargo, este poder conlleva una gran responsabilidad: garantizar la transparencia, evitar la manipulación y construir un diálogo ético y constructivo.
En un mundo digital en constante cambio, donde los memes, los trends y los debates se convierten en armas políticas, los líderes y sus equipos de comunicación deben adaptarse continuamente. Entender las dinámicas de cada plataforma, interactuar con autenticidad y mantener el control narrativo son retos que determinarán el éxito de cualquier estrategia.
Las redes sociales no solo son un altavoz, sino un escenario donde la política se reinventa cada día. La clave está en usarlas para acercarse, escuchar y transformar la sociedad.




