“Los consumidores ya no se conforman con que las marcas les cuenten historias, sino que quieren vivirlas y emocionarse con ellas”
El storytelling se ha convertido en una de las grandes obsesiones de las marcas en los últimos años. Las compañías tratan incansablemente de contar historias con las que los usuarios finales se sientan identificados, generando un impacto más eficaz de recordar. Así, se consigue alcanzar su lado más emocional e irracional, generando un lazo emocional entre marca y usuario.
Pero tal ha sido la fijación de las empresas por el storytelling, que ha acabado desencadenado en una saturación de contar historias. Las marcas se dirigen a unos consumidores cada vez más exigentes, no sólo en lo que respecta a los propios valores que deben ostentar las compañías, sino también en cómo quieren que les cuenten sus historias para captar su atención.
El momento de pasar a la acción
En los últimos años el storytelling se ha visto inmerso en un proceso de evolución necesaria hacia otras formas de narrativa en las que los usuarios se convierten en los verdaderos protagonistas de las historias. En este sentido, surge el storydoing, una estrategia de marketing centrada en acercar los productos y servicios de las marcas a los clientes a través de experiencias. De esta manera, se ofrece a los consumidores la posibilidad de que puedan corroborar si la historia que les cuentan es realmente cierta o no.
Con el storydoing, las marcas consiguen una conexión más fuerte, cercana y leal con su público, pasando de contarles historias a proponerles experiencias en primera persona. Este mayor engagement con el usuario se ve reflejado también en interacciones de mayor calidad en los canales sociales, convirtiéndolos en auténticos brand lovers.
La búsqueda de experiencias inmersivas
Los consumidores aprecian cada vez más las experiencias personalizadas basadas en sus pasiones y preferencias que los productos materiales. Así, una reciente fase narrativa surgida es el storyliving, con la que las empresas consiguen que los usuarios conecten emocionalmente con la marca a través de métodos inmersivos. En este sentido, el auge de tecnologías como la realidad virtual y aumentada está siendo clave para lograr este objetivo.
De esta manera, el gran desafío que tienen las empresas es el de convertir a sus usuarios en auténticos embajadores de la marca, consiguiendo que formen parte de ella y compartan sus vivencias y valores.
La transformación del storytelling parece inacabable y en constante evolución, con la manifestación de muchas otras estrategias narrativas como las del storymaking, storyscaping o el storygiving. Cada una de estas tendencias brindan un plus a la manera de comunicar e impactar sobre los consumidores finales.
Pero ya sea haciendo uso de una u otra, las marcas tienen la responsabilidad de desarrollar acciones que no sólo ofrezcan experiencias 360 con las que emocionarse, también muestren su compromiso y autenticidad por promover y contribuir hacia un mundo mejor. Para ello, es necesario que tiendan a humanizarse, se sienten al lado de sus consumidores y se emocionen junto a ellos. ¿Qué ocurriría si fuésemos capaces de juntar todos estos objetivos?
