¿Moda pasajera o concienciación real? Hábitos de consumo de alimentos en la actualidad
¿Cuáles son los hábitos de consumo de alimentos que imperan hoy día? ¿A qué se debe? ¿Qué nos condiciona?
Vivimos en un mundo sobresaturado de información. El boca a boca, los medios convencionales, el ecosistema digital… Miles de impactos diarios aterrizan en nuestro cerebro y pueden influirnos de tal manera que muchas veces llegan a modificar nuestra manera de pensar, de actuar o, incluso, nuestra forma de ver la vida. Del mismo modo ha aumentado la búsqueda de información sobre muchos temas que hoy preocupan a la sociedad.
Uno de ellos es la concienciación adquirida por parte de los consumidores sobre la importancia de mejorar nuestra calidad de vida a través de distintos factores que influyen directamente en nuestra salud. En este sentido, cuidar nuestra alimentación ha adoptado un calibre importante y son muchos los que se suman al carro de buscar la opción perfecta en cuanto a los hábitos de consumo de alimentos.
Realfooding: la demostración de que la comida real ha llegado para quedarse
En los últimos años, el movimiento “realfooding” se ha hecho fuerte y ha calado como un tsunami en la vida de muchos usuarios. Con sus grandes defensores y también algún que otro detractor, tiene como objetivo llevar una vida lo más saludable posible, promoviendo el consumo de alimentos que han sido mínimamente procesados o alterados, similares a aquellos que, generosamente y con todo el mimo del mundo, nos preparaban nuestras abuelas.
La necesidad de acercarse y consumir cada vez más estos alimentos frescos y naturales, y alejarnos de aquellos que encontramos a día de hoy envueltos tras un plástico y compuestos por cientos de ingredientes desconocidos para la inmensa mayoría, es ya un mantra para algunos.
El consumidor, ¿cada vez más sostenible?
Lo mismo ocurre con la concienciación en materia de sostenibilidad que tienen los consumidores a la hora de elegir e implementar hábitos de consumo de alimentos. Cada vez más, se ve el aumento en el consumo de productos que tienen en cuenta el impacto ambiental que pueden tener en la cadena alimentaria. La reducción del uso del plástico, el origen y transporte de las materias primas, así como la disminución de las emisiones, los nuevos desarrollos de empaquetado, la preocupación por el consumo de cercanía, el apoyo al pequeño comercio o la sensibilidad sobre las condiciones de trabajo de los empleados, son algunas de las razones por las que muchas familias han adoptado una alimentación cada vez más sostenible.
También ocurre que, aunque muchas personas quieren apoyar este movimiento y apostar por esta forma de vida, no tienen esa posibilidad. Mientras algunos núcleos familiares pueden manifestar su apoyo a estas iniciativas y llenar su cesta de la compra teniendo en cuenta estas premisas, existen otras muchas que no pueden asumirlo. La situación actual de crisis económica con la subida de los costes en productos de primera necesidad y un IPC inasumible por muchos, imposibilita a muchas personas a comprar estos productos. Estos, a diferencia de lo que querrían hacer, tienen que llenar su cesta de la compra con alimentos que a priori ni son tan sostenibles ni tan beneficiosos para nuestra salud.
Vuelta a los orígenes. Lo que une a los consumidores de distintas generaciones
Según el estudio desarrollado por Evercom Life y la Universidad Complutense de Madrid “Lo que nos une es más que lo que nos separa: tendencias y hábitos del consumidor en la nueva era”, los consumidores españoles de todas las generaciones se ven influenciados en sus hábitos de compra en materia de alimentación por su entorno cercano en casi un 37%. Otra de las conclusiones generadas es que más de la mitad de los consumidores españoles (52,56%) desde las edades más tempranas hasta las más senior, afirman que la honestidad y la transparencia es lo que más valoran de los mensajes de las marcas y es ahí donde las empresas tienen mucho trabajo por hacer.
En la era de la digitalización, las empresas de la industria alimentaria han tenido que evolucionar para satisfacer estas nuevas tendencias de consumo. Escuchar las necesidades de los compradores, interactuar con ellos y anticiparse a muchas de sus necesidades es uno de sus mayores retos.
De esta manera, concluímos que, tras nuestros hábitos de consumo de alimentos, influenciados por una variedad de factores (valores, situación económica, entorno…) que nos empujan a decantarnos por un tipo de alimentación u otra, también se encuentra la responsabilidad que tenemos tanto empresas como consumidores de nutrir una conversación en pro de un mundo mejor.