Cada vez más las personas impulsan las marcas y por eso el personal branding se está convirtiendo en una de las herramientas más potentes para cualquier directivo. Hacer una marca personal no es sinónimo de egocentrismo. Es saber utilizar los puntos fuertes y el expertise de los directores de primer nivel para humanizar la compañía y conseguir mayor llegada a los públicos de interés. No olvidemos que la empatía ha adquirido una gran importancia en la manera en la que se relacionan marcas y consumidores y somos capaces de identificar una marca con su CEO y a la vez a éste con los valores y la misión de la compañía. Pero además, con el personal branding se mejora de manera sustancial la interacción con los equipos de trabajo, ya que ayuda a conocerse mejor, a ser más visible y a explotar nuevas vías de comunicación.
Trazar una estrategia de marca personal no es algo que se haga de la noche a la mañana, sino que lleva meses de trabajo. El primer paso es sentar las bases para dibujar el mapa de imagen personal. Para ello, es importante plantearse las siguientes cuestiones.
- Quién eres. Puede parecer una pregunta extraña, pero lo cierto es que muchas veces los cargos infinitos y enrevesados hacen que se diluya la fuerza y potencial del puesto directivo. Cuanto más breve y conciso sea, mucho mejor. Que el nombre y el cargo proyecten lo que se quiere transmitir.
- Cuáles son las áreas de expertise. Este aspecto es fundamental. Delimitar los campos en los que se acumula mayor conocimiento y experiencia ayuda a construir unos pilares sólidos del personal branding. Además será fuente información para elaborar los mensajes fuerza de posicionamiento.
- Cuáles son los puntos fuertes y cuáles hay que pulir. En el personal branding también influye mucho la expresión corporal, el vocabulario que se emplea, la empatía… Hay que hacer un análisis exhaustivo de las fortalezas y debilidades para entrenar ambas. Las primeras para potenciarlas y perfeccionarlas y las segundas para mejorarlas y disimularlas.
- Qué te hace diferente frente al resto de competidores. Hay que buscar algo singular y especial. Una historia de superación. Un afán de innovación constante. Una dilatada trayectoria. Una gran especialización en un área. Ese algo que ayude a diferenciarse de los otros y que haga que esa marca personal sea atractiva por sí sola.
- Dónde estás y dónde quieres llegar. El personal branding siempre responde a un porqué: o aumentar la visibilidad y capacidad de influencia o posicionarse en otros entornos diferentes y diferenciales. Por ello es importante saber cuál es el origen y el destino al que se quiere llegar. Esto es lo que marca la estrategia y lo que permite activar diferentes herramientas (red de contactos, espacios en los que figurar, mensajes que construir…) para alcanzar el objetivo fijado.
Una vez recopilada toda esta información, se puede activar la siguiente fase, la de dibujar ese mapa de imagen personal y empezar a asociar dicha imagen a los valores en los que se basará el posicionamiento de esa marca personal. La última fase es la de proyección y posicionamiento. El personal branding ha llegado para quedarse, para humanizar a las marcas y para hacer marca de profesionales con mucho talento y que tienen mucho que aportar.
Elena Fernández es Ejecutiva de Cuentas en la división Comunicación Corporativa & Asuntos Públicos