Cierras los ojos, te colocas en tu silla, pones tu música favorita y pretendes hacer una llamada al silencio para poder desconectar de un día estresante, lleno de mensajes que aún todavía no has podido analizar. Mientras percibes el olor a incienso que, con la mejor intención, has encendido en tu salón, estás dándole vueltas a todo lo que has hecho y todo lo que te queda por hacer, y cuando pasan esos 3 minutos que te has regalado, piensas que has meditado o te has relajado, pero tu cabeza repasa una y otra vez las tareas que tienes pendientes, lo que has hecho a lo largo del día, la comida que harás para mañana… ¿Te suena esta situación?
Este es uno de los escenarios posibles, quizá el más recurrente, cuando en un momento relativamente estresante intentamos ponernos en contacto con el silencio mental y, sin ser conscientes de por qué, fracasamos. Por ello, cada vez más, empresas y organismos imparten clases prácticas de Mindfulness a sus empleados con el objetivo de que se alejen del nerviosismo y apliquen su aprendizaje a la vida real para poder concentrarse en una sola tarea con la mayor eficacia posible, siendo más productivos en el trabajo y alcanzando más fácilmente ese deseado estado de felicidad a través de la paz mental.
Mindfulness es sinónimo de silencio mental durante un periodo de tiempo determinado, atención plena en el presente y concentración. Es la habilidad de prestar atención al momento, sin juicio, aceptando, basada en un cúmulo de prácticas orientales milenarias. Rocío Macías, experta en Mindfulness y graduada en Practicum, Tools, Body and Mind Medicine, y en MBSR por la Universidad de Masachusetts y por la UCM, afirma que Mindfulness tiene que ver con cómo somos capaces de relacionarnos con el presente, con la escucha del cuerpo y de la mente… “Se puede interiorizar y ejercitar, funciona como un músculo que podemos aprender a utilizar”, asegura Rocío.
Los expertos en Mindfulness alertan sobre lo esclavos que somos del piloto automático, de hacer las cosas por inercia, y de vivir en un estado de estrés mediante el olvido y el descuido de los mensajes que lanzan el cuerpo y la mente. “Hay un estrés que es beneficioso, que nos puede alertar de los peligros, pero a veces nos sumergimos en una alerta constante sin que exista riesgo y eso deriva en distress”, explica Macías. Y es que, nuestros pensamientos condicionan nuestra experiencia y percepción de la realidad, y una situación idílica puede llegar a no ser placentera por todas las ideas que gritan en la cabeza sobre hechos que no han ocurrido y que seguramente, no tendrán lugar.
La evolución de Mindfulness ha conseguido aval científico y, de hecho, los más brillantes maestros son médicos, como Jon Kabat Zinn, fundador del protocolo MBSR (Mindfulness basado en la reducción de estrés), doctor emérito de Medicina por la Universidad de Massachusetts y biólogo molecular.
Los expertos coinciden en que lo recomendable es llevar a cabo la práctica del Mindfulness mediante asesoramiento profesional. Y a nosotros, animales de agencia de comunicación a quienes el estrés, los nervios y las horas eternas de oficina a veces nos ahogan, nos gustaría sumarnos a este nuevo elixir para trabajar y ser más felices, escuchando y anticipándonos a nuestra mente y cuidando el cuerpo. Así podemos conectar con el momento que hemos elegido vivir, aunando experiencia y realidad… ¿Te apuntas? ¡Nosotros sí!
Camino Pastrana es Ejecutiva de cuentas en Comunicación de Consumo & Salud