una escalera apoyada en un espejo
Nos pasamos el día hablando, escribiendo y transfiriéndonos información de unos a otros (y cada vez de forma más rápida, más constante y más inverosímil…. a través del móvil, mail, redes sociales, etc). Pero estas acciones que realizamos diariamente tantas veces, ¿son realmente comunicación? Cada vez hay más medios a través de los cuales podemos expresarnos y ofrecer información. Y esto hace que estemos absortos en una vorágine de palabras, informaciones, textos que salen de nuestra boca pero que muchas veces no vienen de nosotros, no reflejan lo que pensamos y hay casos incluso en que realmente ni decimos lo que queríamos decir, lo que sentíamos en ese momento. Al reflexionar sobre todo ello, nos damos cuenta que la manera de comunicar, como el mundo, está cambiando.
¿Nos lleva a algún sitio el “hablar por hablar” comunicar por comunicar y cuanto más mejor?
Comunicar es intercambiar sentimientos, opiniones o cualquier tipo de información mediante el habla, la escritura u otro tipo de señales. Es expresar lo que realmente pensamos o sentimos en cada situación. Parece que hemos de empezar por conocernos más y mejor para poder comunicarnos desde el fondo, desde lo que verdaderamente somos y sentimos. Atrevernos a dar nuestra opinión aunque sea contraria a la del resto, informar de aquello en lo que de verdad creemos y apostamos, porque solo así la comunicación nos enriquecerá a todos, a los que la transmitamos y a los que la recibamos porque sólo a través de esas palabras sentidas de verdad podemos llegar a entendernos y a expresar lo que somos, lo mejor de nosotros.
Y esto vale tanto para las personas físicas como personas jurídicas (empresas, instituciones, organismos), que a la postre son un conjunto de personas con un objetivo económico sí, pero al fin y al cabo, personas que viven, sienten y también necesitan comunicarse entre ellas para entenderse mejor, estar motivadas y progresar (mejorar su bienestar y el de toda la sociedad). Pero en las organizaciones no únicamente es importante la comunicación interna sino que como entes, además han de comunicar al exterior la labor que desarrollan en beneficio de la sociedad y del bien común, en definitiva abrirse al mundo. Desde luego, ese es un gran reto. Hacerlo bien y hacerlo saber. Para ello han de ser capaces de reconocer su valor, su función en la sociedad y de detectar sus aspectos diferenciales y que las hacen únicas y distintas al resto.
Porque la comunicación une, integra, multiplica si transmite lo que realmente quiere transmitir y, sobre todo, construye el principal pilar sobre el que se asientan y se consolidan las relaciones humanas (interpersonales y/o empresariales): la confianza.
