Sábado. 10 de la noche. Cena con amigos a la que se suman amigos de amigos. O domingo a mediodía. Reunión familiar. La prima que trae al novio nuevo de turno. Más tarde o más temprano, llega la pregunta: “Y tú, ¿a qué te dedicas?”. Silencio. En estos momentos estaría bien ser médico, o profesor, panadero o electricista. Pero no, hoy de nuevo toca dar explicaciones, así que cojo aire y lo suelto: “Trabajo en una agencia de comunicación”.
Contar qué se hace en una agencia de comunicación no es nada fácil, porque hay que empezar de detrás adelante, es decir, explicando qué es la comunicación. Comunicar es un concepto cercano (todos comunicamos y nos comunicamos), pero difícil de poner en palabras (sobre todo para explicárselo al nuevo novio de la prima quien, por cierto, sí que es profesor, en este caso de matemáticas – ¡una ciencia exacta!). Quienes trabajamos en comunicación corporativa partimos de la premisa de que toda organización, como cualquier persona, tiene algo que contar; solo hay que encontrar el público adecuado para hacerle llegar su mensaje.
Podríamos decir que hacemos “periodismo de empresa”: nos dedicamos a localizar hechos o novedades dignos de contar en una compañía, a darles el formato periodístico adecuado, destacando los mensajes informativamente más interesantes, y a ofrecerle esta información a quien le puede interesar, habitualmente a periodistas (en este punto, el nuevo novio de la prima suele decir, orgulloso de haberse enterado de qué va la cosa: “Aaaaah, entonces tú lo que haces es poner publicidad en los periódicos…”. Que no, hombre, que no…). Y recientemente cada vez más también a bloggers u otros prescriptores que se mueven por la web 2.0.
Los medios de comunicación viven de contar historias y necesitan nutrirse de hechos noticiosos interesantes para sus lectores. Necesitan que los políticos, administraciones, instituciones, personas y, sí, también las empresas, les cuenten cosas. Por supuesto, no cada historia es informativamente interesante para cualquier medio, y parte de nuestro trabajo consiste, precisamente, en encontrar el delicado equilibrio entre lo que quiere contar una empresa y lo que quiere oír un periodista. Pero es un hecho incuestionable que los periodistas necesitan fuentes, y que la inspiración no les llega solamente saliendo a la calle con su libreta, sino que muchas veces la idea, el impulso inicial para una un artículo periodístico o reportaje, nace de alguien que, sin ir más lejos, “trabaja en una agencia de comunicación”.
Y aquí llegamos al tema agencia. Pero esto ya es la parte fácil… Cualquier persona (y más aún un matemático) sabe qué significa que una compañía externalice parte de su actividad y contrate servicios determinados a proveedores especializados que le van a ofrecer más calidad y valor del que conseguirían con sus propios recursos.
También podría explicarle a mi futuro primo el papel que jugamos las agencias como terceros en discordia entre el periodista y su fuente… pero esto ya es para nivel avanzado… o para la próxima comida de domingo a mediodía.
Por cierto, igual algún día acabo logrando que mi madre, de paso, también sepa a qué me dedico…