La recién aprobada reforma de la Ley de Propiedad Intelectual (LPI) por parte del Senado ha puesto de manifiesto la enorme dificultad para legislar en un entorno tan cambiante y complejo como es la red.
Uno de los elementos más controvertidos y que más debate sigue generando en estos momentos es la famosa Tasa Google, por la que se pretende que los agregadores de noticias, tales como Google News o Menéame entre otros, paguen un canon a los editores de prensa por la utilización de sus contenidos informativos.
Google ya ha amenazado con retirar su servicio de noticias en España. Argumentan que gracias ellos, los medios consiguen tráfico derivado a sus propias páginas.
El debate es apasionante. No hay duda de la importancia de proteger la propiedad y la autoría intelectual de los contenidos si se quiere preservar la sostenibilidad y el futuro de las industrias culturales, editoriales y de ocio digital en general. Pero en el caso concreto de la supuesta utilización ilegítima por parte de Google de los contenidos editoriales, adoptar una postura clara y concluyente resulta, cuando menos, difícil.
Si Google News se aprovechase de los contenidos informativos para obtener un rédito comercial directo, por ejemplo, a través de enlaces patrocinados relacionados con la búsqueda de la noticia, tal y como ocurre con las búsquedas generales, sería más sencillo de argumentar, pero la cuestión es que no es así.
Tampoco Google News reelabora o reedita estos contenidos para generar noticias propias, sino que ofrece simplemente una ventana de entrada que siempre conduce, indefectiblemente, al medio de comunicación o el portal que ha generado la noticia. ¿Cuántos usuarios o internautas recalan finalmente en las páginas del medio derivados de las alertas de Google News? Indudablemente muchos. Luego, ¿hablamos de un competidor desleal o facilitador de tráfico y visitas hacia los propios medios?
Por otra parte, si se trata de evitar que un buscador en este caso, o que cualquier otro agente, sea el que sea, se aproveche de los contenidos informativos de terceros en beneficio propio, cabría la justificación de extender esta tasa también a todos los magazines radiofónicos y programas matutinos de televisión que realizan a diario revista de prensa. Probablemente la mera mención del medio en las ondas o la visualización de las cabeceras en la mesa de presentador sea entendido por los editores más como un impacto publicitario de marca, y por tanto beneficioso para su propio medio, y no tanto como una cesión de sus contenidos a favor de otros. Pero en esencia, ¿acaso no es esto lo mismo que hace Google News llevado al mundo off line?
Compleja cuestión y complejo debate. Lo que en cualquier caso cabe desear por parte de todos los que de una manera u otra trabajamos en el sector de la comunicación es que las empresas periodísticas encuentren finalmente el camino que garantice su solvencia económica y así seguir jugando un papel tan importante para la salud de cualquier sociedad: hacer buen periodismo.
Juan Gabriel Corral, Director de División Comunicación B2B en las oficinas de Evercom Madrid