Hoy en día, las empresas no pueden ser no-responsables. La Responsabilidad Social Empresarial es una temática que, cada vez más, ocupa un lugar preeminente en las acciones globales de las empresas y de las instituciones públicas o privadas. Por su parte, la creciente concienciación por parte de la sociedad obliga a compañías y organismos a cumplir con esa demanda social.
¿Qué es una empresa responsable?
Esta situación la vemos materializada en la identificación que hacemos sobre lo que es una “empresa responsable”, dividiendo entre criterios de mercado y criterios de RSE. Actualmente, los criterios RSE, esto es, el comportamiento ético, el compromiso con el medio ambiente o la seguridad, superan a los criterios de mercado, los cuales se centran en el pecio, la calidad o la innovación, entre otros. Es decir, en el momento de compra de un producto hemos pasado de valorar más positivamente el compromiso ético de una empresa, que propiamente el coste o la duración de dicho producto. Como ciudadanos y como consumidores, buscamos el “caso de éxito” de la RSE de las empresas. Ello supone que, integrar la responsabilidad social como criterio de gestión de las empresas genera mayor empatía y, por ende, un importante valor añadido.
Por otro lado, es importante como compañía que nuestra información push, aquella que manejamos (medios de comunicación, comunicación corporativa, packaging) esté correctamente elaborada y facilite la comprensión de las acciones de sostenibilidad que estamos llevando a cabo. Si no controlamos esta información, el consumidor buscará la información mediante medios pull (redes sociales, ONGs, influencers, blogs o foros), y el fantasma del escepticismo puede cobrar mayor envergadura hasta anular las acciones que no hayamos comunicado o que hayamos comunicado de forma incorrecta.
Además, para la realización de un consumo responsable, entran en juego otros dos factores que incidirán en el proceso de elección de una marca determinada:
- La discriminación positiva: inciden aspectos de RSE dirigiendo la compra a productos o marcas concretas (ejemplo; un coche eléctrico frente a otro más contaminante, declinarse por una marca más sostenible que otra).
- La discriminación negativa: consiste en evitar determinados productos (ejemplo; la no adquisición de productos de una marca o establecimiento considerado como irresponsable con el medio ambiente).
En definitiva, una mayor sensibilización y formación de la sociedad hacia la sostenibilidad, empuja a las empresas a posicionarse como ejemplos a seguir en su apuesta constante por la responsabilidad social. El desarrollo de estas políticas muestra no solo su preocupación por los efectos de sus actuaciones en el entorno, sino que también supone un importante valor añadido para sus productos o servicios.
José Tamarit es Ejecutivo de Cuentas en la División de Comunicación Corporativa y Asuntos Públicos