Verde que te quiero verde

Desde que hace algunos años entrara en nuestras vidas la realidad del “cambio climático”, todo a nuestro alrededor se ha vuelto “green”. Nos hemos convertido en defensores del medio ambiente, nos preocupamos por reciclar, queremos consumir productos ecológicos y de proximidad… En ocasiones, incluso, esta “fiebre” verde nos lleva a ver cosas tan dispares como unas chanclas efímeras hechas de lechuga que valen 105€, restaurantes dedicados en exclusiva al aguacate (alimento bandera del movimiento “green”) o ladrillos hechos con cáñamo.

La comunicación no podía ser menos y también ha empezado a pensar en verde. A día de hoy, casi todas las multinacionales y grandes compañías cuentan con un apartado específico de Medio Ambiente dentro de sus planes estratégicos de Responsabilidad Social Corporativa. Ya no se trata solo de ser responsable económica y socialmente, sino también de establecer unas líneas de actuación que reporten un beneficio al entorno en el que opera la empresa. Así, el compromiso con el medio ambiente se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de las estrategias empresariales, y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU han entrado dentro de sus agendas.

Si miramos al top 3 del Ranking Merco de Empresas, en el que se reconoce a las empresas con mejor reputación corporativa, nos encontramos por este orden a Inditex, Mercadona y Santander. Todas ellas le dedican un apartado especial al Medio Ambiente en su RSC.

Pero no solo estas tres empresas comunican su compromiso con el Medio Ambiente. Coca-Cola ha lanzado por primera vez este verano “Mares Circulares”, su proyecto más ambicioso hasta la fecha de limpieza de costas y fondos marinos. Un plan que incorpora la recuperación de espacios naturales, la prevención con campañas de sensibilización y concienciación ciudadana, y la generación de estudios científicos y economía circular. Además, trabaja con los agricultores para mejorar la competitividad de los cultivos cítricos en España, y solo en 2017 la compañía devolvió a la naturaleza el 76% del agua contenida en sus envases (2.439 millones de litros), a través de siete proyectos de restauración de humedales, reforestación, monitorización de aguas subterráneas y desarrollo de tecnologías para un uso eficiente del agua.

Por su parte, Ikea ha anunciado este año que dejará de vender productos de plástico de un solo uso y, en cambio, venderá placas solares en todos los mercados en los que opera a partir de 2025 con el objetivo de fomentar el autoconsumo entre sus clientes.

Estos son solo algunos de los ejemplos que podemos encontrar pero la lista de proyectos crece y crece cada día a medida que las empresas se empiezan a dar cuenta de la necesidad de escuchar no sólo al consumidor sino al planeta en su conjunto.

Quizás, en el futuro llegue un momento en que estas políticas medio ambientales formen, realmente, parte del ADN de la empresa y constituyan en sí mismas proyectos de largo recorrido de los que hacer balance. Así queremos la comunicación; sostenible.

Sonia Cobo | Consultora en la División de Comunicación Corporativa y Asuntos Públicos

 

 

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