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Una vez más IKEA captura la atención del público con el uso de las emociones que conlleva la época navideña para que el mensaje sea más efectivo. A mi juicio, no gana seguidores por originalidad, es simplemente porque busca dar respuesta a las necesidades de la vida diaria. A muchos caló la invitación «Redecora tu vida» o vive como quieras en la «República independiente» de tu casa. En esta ocasión, es difícil hacerse el sueco y sentir indiferencia ante el anuncio que la multinacional de muebles y decoración ha estrenado para esta Navidad 2014, en la que pide a varios niños escribir a los Reyes Magos y, además también a sus padres, «La otra carta».
El spot, inspiración de la agencia McCann, es el resultado de un emotivo experimento realizado con diez familias reales. Personas elegidas en un casting convocado entre madres blogueras de la comunidad Madresfera, como cuentan en Marketing News. Este tipo de anuncios tiene prescriptores y detractores. Los primeros pueden responder al dejarse llevar sensiblemente por la emoción (del latín emotio-onis) “estado de ánimo caracterizado por una conmoción orgánica consiguiente a impresiones de los sentidos, ideas o recuerdos, la cual produce fenómenos viscerales que percibe el sujeto emocionado, y con frecuencia se traduce en gestos, actitudes u otras formas de expresión”. Los detractores, aquellos que piensan que la marca no se identifica con el mensaje, lo único que busca es vender y que no se corresponde incluso con sus valores ante empleados y público externo.
Lo cierto es que desde que IKEA España colgara su vídeo en Youtube, hace pocos días, son ya más de dos millones de reproducciones. A mi juicio, acertada campaña de Navidad, de las que triunfa como las que hizo años anteriores Campofrío: Hazte extranjero y El curriculum de todos. También Lotería de Navidad ha sido trending topic con un spot que ha tocado la fibra sensible en una España que se ha empobrecido, donde el paro y la emigración duele en millones de hogares y la mayor ilusión es hacerse un viaje, según el último Barómetro de la ilusión de Cofidis.
No se puede borrar la emoción de la comunicación. Emocionar a alguien no persigue tener el mismo tipo de respuesta, hay que aprender a hacerlo. La comunicación emocional consiste en saber transmitir nuestras emociones al público, para ello existe literatura especializada en cómo convertirse en un maestro de las emociones. Por supuesto, también la neurociencia mide la eficacia de los anuncios para analizar si de verdad responden a hechos reales, dejan una huella emocional y cómo han reaccionado nuestros cerebros espectadores. Estos anuncios han pasado la prueba de fuego .
No te pierdas los deseos de los peques con “La otra carta”, es difícil ser indiferente. Yo aprovecho y hago también mi otra carta, recordando que la flexibilidad laboral y comprender el rol de la mujer como madre y mujer trabajadora, deben ser mejor entendidos en la sociedad. Al final, los hijos lo que demandan es nuestro tiempo. Te invito a ver el vídeo de IKEA.
Cristina Murgas, Directora de cuentas de la División de Comunicación Corporativa y Asuntos Públicos