Los cambios generacionales son cada vez más evidentes, y con el auge de las nuevas tecnologías han surgido nuevos modos de consumo representados, principalmente, por los conocidos Millenials, un grupo adaptado desde su infancia a un mundo en continuo cambio, sobre todo en el ámbito digital.
Este sector gana cada vez más adeptos que buscan opiniones y unboxings de diversa índole. Y en este espíritu de cambios y digitalización se encuentra inmersa la sucesora de estos ya veinte y treintañeros, la denominada Generación Z. Se trata de los jóvenes nacidos entre 1994 y 2009, un grupo surgido en pleno auge digital en una época en la que las estructuras educativas y económicas han cambiado, debido en gran medida a la evolución constante.
¿Qué han de hacer empresas y agencias ante este nuevo escenario donde la mayor parte de la población basa su vida en el mundo online?
Básicamente dejarse llevar, adaptarse y reposicionarse en el mundo digital. Desde los requerimientos más particulares como cambios en las costumbres familiares o acceso a la información, lo cierto es que estos jóvenes deben ser tenidos en cuenta por las compañías, sobre todo porque de ellos depende en gran medida el éxito o fracaso de un producto. Se trata de un colectivo (los Z) que en la actualidad ocupa más del 25% de la población. Son adolescentes que, al contrario que los Millenials, huyen del consumo masivo y sobre todo, que priman la información y conciencia social por encima del capricho.
Por esto las compañías, ya adaptadas a este colectivo deben cambiar su forma de hacer las cosas para llegar a los Z, mucho más exigentes e individualistas. ¿Cómo hacerlo? Según explica Nicolás De salas en su libro Brand Soul, las relaciones entre empresas y clientes deberían ser similares a las que mantienen las personas. Si somos capaces de escuchar las peticiones y opiniones de nuestros interlocutores para darles una respuesta adecuada, las compañías tienen esa misma responsabilidad. Y en este sistema tiene especial actuación la Generación Z. Por este motivo es importante tener en cuentan sus características:
- Nuevas formas de comunicación: utilizan las redes sociales para mantenerse informados de las novedades en la vida de sus conocidos. Si las empresas son capaces de ofrecerles contenido de calidad y personalizada, las sentirán como parte de su entorno afín, aprenderán a escuchar. Las compañías, por tanto, deberán aprender un nuevo sistema de comunicación, más reactivo y adaptado a los requerimientos de sus followers más jóvenes.
- Información sin fin. En este entorno existen dos polos: los que utilizan filtros muy concretos para obtener información especializada, y los que acceden a la información de manera masiva. Las compañías en este caso deben saber adaptarse y ofrecer información concreta que llegue a la mayor cantidad de consumidores. Se tiende a una especialización y sobre todo a una concreción de los contenidos.
Sea cual sea nuestro sector lo cierto es que es imprescindible aprender a escuchar, no de una forma tradicional sino adaptándonos a las nuevas tecnologías, a los nuevos consumidores y sobre todo a los tiempos en constante cambio.
Laura Paredes, ejecutiva de cuentas Consumo y Salud