Elecciones EEUU 2016 |¿Fin de los medios de comunicación como cuarto poder?

Las últimas elecciones a la presidencia de los Estados Unidos han dado pie a todo tipo de análisis y reflexiones -después de que Donald Trump se proclamara vencedor-, sobre el papel que han jugado los medios de comunicación durante la campaña del candidato republicano.

Tradicionalmente se ha considerado a la prensa como el cuarto poder de la sociedad (además de los montesquianos), amplificado de manera considerable con la llegada de la televisión, la radio y, ahora, Internet. Y hasta entonces ha funcionado, no siempre, pero sí en situaciones que han sido clave para el devenir de algunas sociedades.

Tales como el ya conocido caso ‘Watergate’, durante la presidencia de Rixard Nixon en la década de los 70; el oscarizado caso de los abusos sexuales en Estados Unidos desenmarañado por el equipo de investigación del Boston Globe en 2002; o algún otro más local como el caso GAL, aquí en España a finales de los 80, que destapó Ricardo Arques, periodista de Deia.

Bien, pues si en estas circunstancias ha sido fundamental la acción de la prensa para dirimir cuestiones de interés político y social relevante, en las elecciones estadounidenses ha sucedido lo contrario. A pesar de los constantes aluviones de críticas, deslegitimaciones y ataques contra la figura de Trump –grandes como el New York Times, el Washington Post, la NBC o la CBS ente otros- , el neoyorquino ha resultado elegido presidente.

El afán de los medios por conseguir mayores audiencias

Y es que ya lo decía el ahora populista de Queens: “Que hablen de mí, aunque sea mal”. En ese sentido, el futuro presidente llegó a obtener, tan solo hasta mayo, una publicidad gratuita en los medios de comunicación norteamericanos por un valor de 2.400 millones de dólares. Muy por encima de sus competidores.

En esa batalla de audiencias, en la que Donald Trump campaba a sus anchas mientras difundían sus ideas, las malas y las buenas, no solo han tenido que ver los medios de comunicación. Las redes sociales, blogs y webs –más de 150 millones de americanos tienen cuenta en Facebook- han sido el terreno en el que mejor se ha movido el político.

Para hacernos una idea, según el investigador del MIT William Powers, en el ranking de los 150 mayores influencers de la campaña, Trump ocupa el primer puesto. Otras conclusiones de esa investigación revelan que Daniel Scavino, su director de redes sociales, es más influyente que la CNN.

Pablo Pardo y David Bláquez, en un artículo de mayo de este año en El Mundo, escribían que las webs de otras importantes cadenas de televisión, como la NBC y la CBS, resultaban ser menos influyentes que la web de noticias The Onion (fuente de inspiración de El Mundo Today) y las principales cuentas de Twitter antirrepublicana y antidemócrata: @LOLGOP y @weknowwhatsbest, respectivamente.

Esto nos lleva a la noticia que Google y Facebook han publicado recientemente con motivo de las numerosas noticias falsas que se han generado en la red durante los últimos comicios norteamericanos. A partir de ahora vetarán sus servicios publicitarios a sitios de contenido dudoso. Pero ya es harina de otro costal.

El papel de los medios de comunicación

Después de lo sucedido, las preguntas que todos nos hacemos ahora son: ¿por qué la hostigadora campaña de los medios de comunicación a Donald Trump no ha surtido efecto? ¿La prensa ha perdido poder? Si la mayoría ha votado unas ideas, ¿ha luchado la prensa por lo que la sociedad demandaba? ¿Ha representado los intereses reales de la sociedad?

Algunos medios están tratando de entender por qué ha ocurrido este fenómeno. El New York Times, por ejemplo, ha pedido que los demócratas dejen de avergonzar a los votantes de Trump y traten de entender las injusticias que les han llevado a votar al magnate.

La propia prensa se ha inundado de análisis sobre los resultados de las elecciones y sobre el papel de los propios medios durante la campaña. Pero ninguno vaticinó lo que ocurrió después del 8 de noviembre; o qué importancia podía tener tanta repercusión mediática de Trump. Después, todos. Como solemos decir, a toro pasado todos somos Manolete.

Lo que se puede sacar en claro es que los medios han seguido formando parte de la estrategia política de los partidos. Porque, si analizamos los resultados de las elecciones, al final todo forma parte de una estrategia. Trump ha ganado allí donde Obama lo hizo hace ocho años y donde Hillary Clinton no acudía desde abril.

Pero también es cierto que ya no son el único agente mediático. Y que no siempre consiguen su propósito debido a múltiples agentes externos. Entre ellos, la irrupción de las nuevas formas de comunicación, como Internet y las redes sociales, que irán cobrando cada vez mayor importancia en detrimento de los medios, si es que no lo han hecho ya.

Juan Mira Jarillo es Ejecutivo de Cuentas Senior en la división Businesscom | División de Comunicación B2B

 

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