Mecano, el año nuevo y la vendimia

Septiembre es un mes que tiene un aire leve como de año nuevo. Para muchos es el mes de la vuelta al cole y las casas se llenan de prisas, compras de material y cuentas de gastos. Para casi todos es el tiempo del regreso a la rutina laboral. Vuelven los atascos, la gente te cuenta sus vacaciones y te apuntas de nuevo al gimnasio. Pero para miles de personas en España septiembre va unido a otra palabra: vendimia.

Para empresas, empleados, transportistas, operarios, especialistas, jornaleros, químicos, es el mes de la vendimia. Desde hace dos mil años en tierras de Hispania, de uno a otro mar, del norte al sur, hay algo que no cambia: en septiembre se celebra la vendimia.

La vendimia “se celebra”

La vendimia es siempre una fiesta. No es una cosecha como cuando se recogen los melocotones o las patatas o los espárragos o los garbanzos, que sí, está bien, es una buena noticia y nos alegra que sean buenas cosechas, pero poco más; ni siquiera el trigo, tan unido a la vida y la alimentación, lleno de tradiciones y canciones de trabajo, alcanza su estatus mítico ¡y eso que es el pan!

Las fiestas de la vendimia pueblan por doquier todas las zonas vinícolas. En Requena, en Olite, Montilla, Valdepeñas, la Rioja alavesa, en Jerez y en muchos otros lugares grandes y pequeños todos se suman a celebrar un momento fronterizo en la actividad anual empresarial y agrícola.

En la mesa de los habitantes de todo el planeta

Según se detalla en varios estudios realizados por organizaciones de gran relevancia como la Interprofesional del Vino OIVE  o la Federación Española del Vino FEV España es líder mundial en superficie de viñedo con más de 950.000 hectáreas dedicadas al cultivo de la vid. Somos el primer exportador en vino en volumen superando los 21 millones de hectolitros y el tercer mayor productor del mundo con 42 millones de hectolitros. El sector genera y mantiene 427.000 puestos de trabajo y aporta 3.800 millones de euros al Estado facturando más de 5.300 millones de euros.

Hay un dato relevante y que juega a favor de todas las otras industrias y sectores españoles: los 189 países a los que se exportan nuestros vinos. Decir 189 es como decir ¡todo el planeta! Porque hay 195 países reconocidos por la ONU. Eso significa un enorme peso protagonista en la construcción de la Marca España.

Porque el vino español está en las mesas de las celebraciones, de las fiestas, de las reuniones de amigos de todos los continentes. Estamos en los lugares en los que se desarrolla la vida. En el corazón mismo de esas sociedades. Por eso es clave el papel de la industria del vino abriendo camino para otros productos que siguen su senda de prestigio y fiabilidad.

Y en toda esta historia de éxito han tenido mucho que ver los profesionales del marketing y la comunicación que han sabido conectar con sus públicos, liderar conversaciones, ocupar territorios y cuidar la reputación del sector. Gran trabajo de largo recorrido que hay que valorar y reconocer.

Mucho más que economía

Pero la vendimia es mucho más que economía. La vendimia tiene mucho que ver con nuestra forma de estar en el mundo. Mantiene nexos con la gastronomía, con la forma en la que compartimos las cosas, con el dibujo del paisaje que nos identifica, con la cultura inmaterial de nuestros refranes, cuentos, poemas y canciones. Y también con la ciencia a través del gran caudal de investigación e innovación que aportan las bodegas, grandes y pequeñas. La vendimia es turismo, es trabajo, es riqueza. Cerca de 3 millones de personas al año visitan las bodegas.

Y una cosa más. El vino fija la población rural y combate la despoblación. Y lo hace en todas las comunidades autónomas porque se vendimia en todas ellas.

La vendimia es una parte del corazón de nuestro país latiendo cada septiembre.

Un emprendedor de la roma antigua

Todo este papel protagonista viene de muy antiguo en nuestro mundo. Ya el mundo romano estaba centrado en la faceta emprendedora de los cosecheros y la reconocía como un gran valor. Plinio el Viejo cuenta en el Libro XIV de su Historia Natural cómo un profesor de gramática llamado Remio Palemon compró unos terrenos a diez millas de Roma, unos terrenos malos, poco solicitados y que necesitaban mucho trabajo porque habían estado veinte años sin ser labrados.

Remio pagó 600.000 sestercios por ellos y pensaron que estaba loco. Pero tenía una gran pasión por el vino y contaba con un plan de explotación y con su conocimiento y esfuerzo logró hacerlos excelentes y productivos. A los diez años había logrado, por la calidad de su uva, vender la vendimia por 400.000 sestercios. Viendo el gran rendimiento de su terreno el famoso filósofo Séneca le hizo una oferta: un millón seiscientos mil por sus viñas.  Qué gran empresario Palemon, un rendimiento de su inversión de más del 160%.

Que el espíritu del gramático Palemon inspire al sector. Brindamos por vosotros, por vuestro trabajo y por vuestro éxito.

Brindamos con los de las tijeras, los de los capachos, los tractoristas, los operarios, los bodegueros, los agrónomos, los enólogos, los toneleros, los comerciales y…por supuesto, ¡los de marketing y comunicación!

Mecano: un año más

Y quizás podría aplicarse una hermosa canción de Mecano que todos conocemos, esa que se canta en fin de año en la puerta del Sol porque además de tomar las uvas hay algo que todos los españoles, en cualquier CC.AA. hacemos a la vez.

Entre gritos y pitos, los españolitos

Enormes, bajitos, hacemos por una vez

Algo a la vez

¡VENDIMIAR!

 

¡Feliz vendimia a todos!

 

 

Compártelo