Identidad corporativa: cómo las imágenes y las palabras pueden posicionar una empresa
Una de las máximas más repetidas entre los profesionales de la comunicación es que “todo comunica”. Esta afirmación, muy utilizada en nuestro gremio, define cómo todos los elementos de una empresa son capaces y necesarios para trasladar al resto del mundo sus valores, acciones y servicios, y con los que la comunicación es capaz de construir la identidad corporativa.
¿Qué es la identidad corporativa?
Crear una identidad corporativa es una acción necesaria para que una empresa pueda diferenciarse del resto de compañías. Su función, por encima de todo lo demás que pueda conseguir, es dotar de identidad propia a la empresa, de una imagen que le represente en el mercado y sirva de diferenciación para el resto, de modo que tanto el público, así como sus competidores y el resto de compañías del tejido empresarial la identifiquen solo con ver su logo o leer sus mensajes.
Para construirla, se utilizan elementos como los valores, la cultura y la estrategia global de la marca, formando con ellos unas herramientas de comunicación que serán utilizadas para afianzar la personalidad de la misma, y cuya finalidad es generar dos reacciones: que el público reconozca la marca y, al mismo tiempo, posicionarse en el mercado.
Pero, ¿cómo llegamos a todo esto?
La clave para crear una identidad corporativa eficiente es diseñar con precisión todos los elementos que conforman la personalidad de una marca, de modo que tanto el consumidor, como el resto del mercado, tenga claro qué representa más allá de su nombre. Es aquí donde surge la importancia de la comunicación visual corporativa y el relato corporativo:
¿Cómo funciona la comunicación visual corporativa?
La comunicación visual corporativa bebe de los valores, la filosofía y el ejercicio de una empresa para crear la mejor representación visual de la misma. Su función principal es diseñar los elementos visuales de una compañía para convertirlos en propios, de manera que, con tan solo verlos, el público pueda relacionarlos a esta.
Ejemplos de esta comunicación son el logotipo, la tipografía, el color, los folletos, la web, y todos aquellos elementos que nos ayudan a reconocer y diferenciar, de manera visual, una marca de otra. Estos elementos deben ser elegidos bajo los principios y valores de la empresa, de modo que se llegue a crear una representación veraz y auténtica de lo que realmente aporta la compañía al mundo.
¿Es compatible con el relato corporativo?
Todos los elementos que forman la identidad corporativa de una empresa se complementan entre sí. Por ello, la creación de un relato corporativo creíble y coherente también es necesario para reforzar la personalidad de la marca.
El relato corporativo surge, como la comunicación visual corporativa, para materializar la personalidad de la empresa. A través de un argumentario que explique cuál es el sentido de su actividad, qué metas aspiracionales tiene, y la forma en que conseguirá sus objetivos. El relato estará definiendo el propósito, la visión y la misión de la compañía, consiguiendo que la marca comunique sobre sí misma, y generando una opinión en la sociedad.
La comunicación corporativa como estrategia empresarial
La fusión de ambas estrategias de comunicación da como resultado una identidad consolidada de la marca y, utilizadas en sintonia, generan una idea más precisa sobre las creencias y valores de esta.
Estos elementos conforman la personalidad de la marca y son la base sobre la que construir una estrategia de comunicación eficiente, que genere una reputación de marca positiva y firme, y contribuya a aumentar su buena reputación en el mercado.