Del mitin a la portada de Harper’s Bazaar

Desde aquellos días de mayo en los que los españoles salieron a las plazas de España, con su epicentro en la Puerta del Sol, la sociedad había estado demandando que los políticos bajaran con ellos a la calle. Que aparcaran el coche oficial y se dieran un paseo por el mercado. Que apoyaran sus codos en las barras de los bares o aguardaran pacientemente en la cola del pan. Esos termómetros cotidianos que miden el pulso de la calle mucho mejor que cualquier encuesta cocinada de las que no nos hemos librado en estos últimos cuatro años. El 15M era un fenómeno de indignados y perroflautas que no iría a más.

CAMISA BLANCA PARA UNA NUEVA COMUNICACIÓN POLÍTICA

Con la celebración de las elecciones europeas, Podemos, el partido de Pablo Iglesias, consigue cinco diputados, colocándose primero en intención de voto en casi todas las encuestas. Ciudadanos también logra dos sillones en Estrasburgo. Es cuando se terminan rompiendo los esquemas de los partidos tradicionales, poniendo en alerta a todos los asesores de Comunicación y Relaciones Públicas. Ahora sí: fuera corbatas y bienvenidas las camisas blancas. Era necesario cambiar el lenguaje. Crear una nueva comunicación política para un nuevo ciudadano empoderado por la transformación digital y el auge de las redes sociales. Había que abandonar los despachos, pasear por las calles de España y buscar desde allí las respuestas al porqué de la brutal pérdida de confianza en las instituciones. Era necesario estar en los lugares desde donde la sociedad estaba reclamando respuestas de forma urgente. Y, sobre todo, era necesario escuchar, algo que los políticos habían dejado de hacer tras acomodarse en sus escaños. Empezó, así, la americanización de la política española.

EN SÁLVAME EMPEZÓ TODO

Pedro Sánchez llamó a Sálvame para matizar su postura sobre el ‘Toro de la Vega’. Y se abrió la veda, durante una criticadísima conversación telefónica con Jorge Javier Vázquez. Hoy, a las puertas del comienzo de la campaña electoral, todos los líderes políticos han posado para Vogue. Sánchez se hizo un Steve McQueen en Harper’s Bazaar, rememorando la portada de la publicación en 1965, cuando el actor se convirtió en el primer hombre en posar en una revista femenina. Albert Rivera ha dado un paseo en moto por Barcelona a Ana Rosa Quintana. Ésta se ha tomado unas cañas con Mariano Rajoy, después de que el presidente del Gobierno le hiciera una visita guiada por Moncloa. Pablo Iglesias le ha cantado una nana a María Teresa Campos en Qué tiempo tan feliz, se ha sentado en El Rincón de Risto Mejide, igual que Rivera y Sánchez, y ha practicado running con la reina de las mañanas, recibiéndola antes en su casa justo después de salir de la ducha. Soraya Sáenz de Santamaría ha bailado en El Hormiguero, con beso en la calva del director incluido, y se ha paseado en globo con Jesús Calleja. Algunos ya insinúan que se trata del pistoletazo de salida a su particular campaña para liderar el Partido Popular tras el 20 de diciembre. Sánchez preparó un batido de piña y kiwi en la cocina de Bertín Osborne y confesó, mientras ambos jugaban una partida de pimpón, que se iría encantado a tomar unas cañas con Esperanza Aguirre. Rajoy regaló una botella de Albariño a Osborne antes de relajarse en el sofá de En tu casa o en la mía y comentar, entre otras cosas, su encuentro con Obama en el gimnasio del hotel que compartieron en Johannesburgo. Ambos mandatarios habían asistido al funeral de Nelson Mandela. La entrevista ha batido el récord de audiencia del programa.

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Ya nadie duda de la importancia de estar representados en las tertulias políticas que invaden las televisiones españolas, ante la cercanía de unas elecciones que no se van a ganar en mítines celebrados en pabellones deportivos de antaño. Ahora hay que estar en todos los espacios. Ir a las universidades. Aceptar todas las entrevistas. Responder a las críticas en las redes sociales y participar en todos los debates.

INTERNET Y LA TELEVISIÓN, DE LA MANO

La televisión ya no va a monopolizar las campañas políticas. Deberá compartir protagonismo con Internet, y prueba de ello ha sido el primer debate digital de la historia organizado por El País el pasado lunes, y al que no asistió Mariano Rajoy, quien estaba siendo entrevistado por Pedro Piqueras a esa misma hora.

El debate a tres consiguió ser trending topic global y marcó un antes y un después en la forma de hacer comunicación política en España. Una nueva comunicación para un electorado que ve la tele con el móvil en la mano y que se relaciona de tú a tú con sus representantes. Y unos representantes que se tratan de tú a tú entre ellos, con diálogos más dinámicos, en mangas de camisa y sin corbatas. Formas mucho más relajadas que benefician tanto al moderador como a los espectadores.

LOS INDECISOS TIENEN LA LLAVE

A menos de veinte días de la celebración de las elecciones en España, los expertos aseguran que la campaña electoral que ahora comienza será crucial para condicionar el voto de más del 40% de electorado indeciso, según el último CIS. Ni siquiera las encuestas son capaces de despejar la incertidumbre. Eso sí, las nuevas formas de hacer política seguirán teniendo un papel fundamental.

Sólo queda una duda, la de si los españoles, entregados ya a hablar de las camisas blancas, del brillo y tinte en el pelo de alguno de los candidatos o de las habilidades culinarias, deportivas y artísticas de otros, se han olvidado de prestar atención a las respuestas que, desde hace unos meses, empezaron a dar los políticos.

 

Pilar Rodríguez, Marketing y Desarrollo de Negocio 

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