Estamos ante disciplinas distintas pero complementarias
Las funciones de Comunicación y Asuntos Públicos, antaño juntas en las organizaciones, han venido en los últimos años desdoblándose en diferentes departamentos. Este hecho es la consecuencia del auge experimentado por los Asuntos Públicos y su consiguiente profesionalización en España, que ha provocado que emerjan como una práctica autónoma dentro de corporaciones, consultoras y tercer sector.
Es cierto que estamos ante disciplinas distintas. Ambas se entroncan en el ámbito de las Relaciones Públicas, pero la diferencia está precisamente en los públicos a los que se dirigen y los medios que utilizan para ello. La Comunicación se enfoca en la totalidad de los públicos de la organización, utilizando medios como la prensa y las redes sociales, con el objetivo de construir una relación mutuamente beneficiosa y mejorar la reputación corporativa. Los Asuntos Públicos, por su parte, centran su actividad en un público concreto, las Administraciones Públicas, con la finalidad de defender los intereses legítimos de las organizaciones ante los tomadores decisiones por medio del lobby y las relaciones institucionales. En todo caso, el denominador común de ambas prácticas es que tratan de influir y generar impacto sobre los públicos a los que se dirigen.
Siempre de la mano
Pero entonces, ¿estamos ante dos funciones que deberían trabajar de manera independiente en una organización? Nada más lejos de la realidad. Los políticos, como cabeza de las Administraciones, son muy sensibles al termómetro de la opinión pública porque deben rendir cuentas en las urnas cada 4 años. Cualquier iniciativa legislativa impulsada por ellos suele ir habitualmente respaldada por un clima de opinión favorable para evitar correr riesgos. Igualmente, cuando un lobista se reúne con un tomador de decisiones, debe acudir con un relato compartido por parte de la opinión pública si quiere resultar lo suficientemente persuasivo.
Y esta es precisamente la razón por la que la Comunicación y los Asuntos Públicos deben ir siempre de la mano. El área de Comunicación deberá, a través de acciones en la prensa y redes sociales, definir con suficiente anticipación un marco estratégico que refleje la misión, visión y valores de la organización. Una vez definido adecuadamente ese marco, el departamento de Asuntos Públicos estará en condiciones de trasladar a la Administración un relato creíble e influir con éxito en el proceso de toma de decisiones.
En conclusión, sin una estrategia comunicativa previa no puede ejecutarse un plan de relacionamiento institucional eficaz. Sin renunciar a su respectiva individualidad, las áreas de Comunicación y Asuntos Públicos deben funcionar como una suerte de matrimonio, manteniendo una interlocución permanente y trabajando conjuntamente a largo plazo por un proyecto común. Un matrimonio que resultará bien avenido si ayuda a la organización a construir la relación más fructífera posible con sus stakeholders.
Miguel Cervantes Jiménez, ejecutivo de cuentas de Asuntos Públicos y Relaciones Corporativas.